sábado, 10 de octubre de 2015

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

POR RAQUEL BUZNEGO (PSICÓLOGA)

"Nuestra sociedad desata los demonios del éxito, y no hay moral en la competencia ni en la lealtad; nadie es amigo del otro si no es por la conveniencia".

Quizá por ello, en no pocas ocasiones, surgen constantemente conflictos entre las personas, conflictos que se hacen mucho más espectaculares y llamativos en el mundo laboral.
Es obvio que fuera del trabajo pueden y surgen enfrentamientos entre los individuos, especialmente en la sociedad en que vivimos: consumista, materialista, egoísta y, según E. Rojas presidida por la ansiedad. En la cola del supermercado, en un café, en cualquier momento y lugar, podemos presenciar conflictos, a veces bastante serios. Sin embargo, aunque trascendente para el análisis de la sociedad que nos ha tocado y que hemos conformado, no nos preocupan tanto; lo que sí nos preocupa y ocupa son los conflictos del mundo laboral, porque con las personas que nos enfrentamos hemos de pasar necesariamente mucho tiempo de nuestra vida.
Es por ello que interesa, a todos, sin excepción, lograr un clima cálido, un clima que permita, a cada cual, desarrollarse de la mejor forma posible y, desde luego, poder expresar con franqueza lo que se siente, piensa y desea.
Las personas que trabajan juntas son diferentes, cada cual tiene sus objetivos y sus metas, valoran el trabajo, unas como instrumento para conseguir el éxito, otras como una forma injusta de ganarse el pan y otras, quizá la mayoría, como algo rutinario y necesario s
in más pretensiones que cobrar a fin de mes.
Y como las personas son diferentes, sus expectativas son diferentes y su grado de implicación también es diferente, surgen conflictos, y si éstos no se resuelven satisfactoriamente las personas implicadas suelen salir resentidas, insatisfechas, decepcionadas y, lo que es peor, faltas de confianza para afrontar otros conflictos posteriores. Por tanto, las buenas relaciones personales y laborales se basan en la buena disposición para afrontar los problemas que lógicamente surgen en el devenir cotidiano, en lograr los objetivos que se persigan sin enzarzarse en descalificaciones y en la capacidad de resolver conflictos cuando no ha sido posible evitar su surgimiento.
Normalmente el conflicto se dispara porque las partes implicadas se empecinan en defender sus posiciones y argumentos, sin ceder ni un ápice en vez de contemplar los puntos en común y, si acaso, en hacer algunas concesiones que pueden ser pertinentes y fructíferas para el bien de todos. Al principio del proceso de negociación cada una de las partes suele cerrarse en banda y su única pretensión es ganar, puesto que el triunfo lo suele valorar en función de su capacidad para convencer o derrotar a la parte contraria. Por tanto, si no se quiere generar un mal ambiente laboral que perjudicaría finalmente a todos, hay que tener presente para negociar bien los siguientes puntos:
1.Formular criterios objetivos: Antes de iniciar cualquier negociación debe quedar explícitamente aclarado el tema o problema que se va a abordar. Por regla general puede seguirse la siguiente mecánica: "Hoy nos esforzaremos en atender, clarificar y llegar a un acuerdo acerca de... Si surgen otros problemas también los atenderemos, en el momento oportuno".
2.Separar a la persona del problema: El "adversario" tiene sus propias opiniones, intereses y conducta habitual; puede ser una persona desagradable y molesta, pero hay que hacer el firme propósito de atender al problema y a su resolución, confiando en los razonamientos razonables. Nunca se debe emplear la descalificación del contrario, ni jamás se hará alusión a otros problemas surgidos en el pasado. Si esto queda claro, es muy probable que la otra persona, como poco, se muestre en mejor disposición. También conviene y procede reconocer la perspectiva del otro y tratar de ver las cosas desde su punto de vista.

3.Prestar atención a los sentimientos: El reconocimiento de las emociones que se ocultan tras las palabras y tras los estallidos más o menos intensos de cólera proporciona un conocimiento mejor de la persona. Una vez que se ha atendido y tenido en cuenta este punto es suficiente decir: "Ahora entiendo mejor cómo te sientes". Se ha tomado en serio a la persona y a sus sentimientos, es probable entonces que en vez de asumir el rol de adversarios sean capaces de actuar como personas no enfrentadas entre sí sino como personas enfrentadas a un problema común que es necesario resolver.
4.Preguntar: Las preguntas sinceras dan la oportunidad a las personas de expresar sus puntos de vista y de vislumbrar los puntos en los que puede haber coincidencia y que se utilizarán posteriormente.

5.No responder a la agresión: Si, pese a todo, la otra parte insiste en emplear la agresión verbal, la descalificación y el engaño, jamás se contraatacará, se pondrá en duda la táctica pero nunca la integridad de la persona. Se invitará al agresor a reflexionar sobre qué haría y propondría si estuviera en la posición contraria.

6.Hacer una pausa: Si es posible conviene hacer un descanso para reflexionar sobre lo expuesto y discutido. Se trata de separar el proceso de negociación del proceso de decisión. Los ánimos se calmarán y la disposición será más positiva para la resolución, en favor del grupo y del ambiente laboral.

Teniendo en cuenta estos puntos, surgirán o no problemas, pero su afrontamiento y solución se llevarán a cabo en un clima más cálido y, por tanto, más rentable.
Para todos.

Conflicto y vida cotidiana


El conflicto es parte consustancial a la vida cotidiana, inevitable a la vez que importante para encontrarle solución productiva a los problemas que enfrentamos a diario. Su impacto en la salud y el bienestar de las personas resulta decisivo, pero más trascendente aún, es la forma en que se manejen. El aprendizaje de habilidades sociales para conducirlos deviene entonces, en tema mucho más importante que la presencia e intensidad del conflicto en sí mismo.

Deténgase en la parte alta de cualquier calle de la ciudad y mire hacia abajo, a ambos lados podrá ver infinidad de viviendas, edificios, algún que otro centro de trabajo o servicios. Usted puede afirmar con certeza que tras cada puerta o umbral en que radiquen o trabajen personas, no importa la cantidad, hay algo común y a la vez diferente a todas: la presencia de conflictos.

El conflicto es algo insoslayable en la vida cotidiana de las personas y matiza todos los aspectos de la vida social, altamente compleja y competitiva: El conflicto laboral derivado de la incompetencia, la envidia o la desidia está presente en cualquier centro de trabajo; el conflicto con el (la) cónyuge por celos o por inadecuada distribución de tareas en el hogar está presente en el aparentemente más estable matrimonio; el conflicto generacional agudizado o atenuado por la contradicción dependencia-independencia entre padres e hijos está presente en la más ajustada de las familia; incluso a lo interior de las personas, en el plano intrapsíquico el conflicto deviene cotidiano tanto por simplezas como por importantes embrollos existenciales.
Los efectos de los conflictos pueden resultar sumamente nocivos para la salud y el bienestar de las personas tanto en el plano psicológico como en el de la salud y las relaciones interpersonales.Los conflictos mantenidos y no resueltos generan ansiedad, depresión, incertidumbre, crisis existenciales en el plano de la subjetividad; pero también generan dificultades en las relaciones interpersonales con daño en los vínculos afectivos con personas significativas; y también el organismo “cobra” su propia cuenta con insomnio, problemas gástricos, cardiovasculares, etc.

Según Dudley Weeks: “Mientras que algunos conflictos son simplemente molestias menores que aceptamos como un componente natural de nuestra existencia, otros evitan que nuestras relaciones se realicen en todo su potencial y algunos llegan a ser tan severos que causan irreparables daños a individuos, familias, medios laborales y comunidades enteras.”
Lo dicho hasta aquí hace pensar en el conflicto como en algo dañino, conducente al caos, que rompe la “lógica” de la vida cotidiana y que por ende debe ser eliminado o llevado a su mínima expresión para que prevalezca el orden. Pensar así, sin embargo, puede ser contraproducente por cuanto obvia que lo que distingue a cada ser humano es su individualidad e irrepetibilidad, lo que inevitablemente conduce a diferencias con los demás,... y en las diferencias está el origen del conflicto, sobre todo cuando estas son exacerbadas hasta niveles no tolerables, pero no menos cuando son ignoradas o minimizadas ya sea para evadir la situación o evitar que alguien salga lastimado.
Las diferencias son, sin embargo, deseables para el desarrollo y crecimiento humano, aún cuando en algún momento conduzcan a antagonismos inevitables. Es por ello que el conflicto deviene tan sustancial para el funcionamiento de las personas. Es decir, el conflicto no tiene necesariamente por qué ser destructivo, puede ser constructivo y potenciar el crecimiento humano, la salud y el bienestar.
Vale la pena, entonces, resaltar que en muchas ocasiones el problema estriba, no en el conflicto en sí mismo, sino en la forma de responder ante él. No se puede decir que haya una forma única, idónea, de responder a los conflictos. De igual manera que hay diversidad de individualidades hay diversidad de situaciones conflictivas, pero sí hay algunos elementos comunes que resultan importantes:
Un primer requisito necesario para dar solución o salida eficaz a un conflicto es reconocer y aceptar su existencia. Muchos especialistas en el tema han insistido en la importancia del carácter perceptual del conflicto, en que las personas entiendan y reconozcan que existe una situación de antagonismo, entre las partes implicadas, en torno a determinado fenómeno de su realidad cotidiana. Sobre todo porque cada una de las partes tiene una percepción diferente de la situación de conflicto, de cómo esta les afecta o perjudica, e incluso una percepción diferente de cómo puede el conflicto ser resuelto.
Un requisito posterior presupone la voluntad de solucionar el conflicto; un conflicto sólo puede ser productivo si las partes quieren solucionar la situación existente. Si las personas perciben el conflicto pero no tienen la voluntad o los deseos de cambiar el estado de cosas existente, prolongarán indefinidamente este estado que tiende, lógicamente, a empeorar pues, como le gusta decir a una buena colega: “los problemas no se disuelven ¡se resuelven!”. Por otra parte una situación de conflicto reconocida y mantenida en el tiempo, impacta día tras día la salud y calidad de vida de los seres humanos implicados e ella.
Tener la voluntad de solucionar el conflicto presupone entonces que las personas hayan arribado a la convicción de la necesidad de búsqueda de una solución efectiva. Al llegar a este punto, y si se quiere lograr una solución constructiva, juegan entonces un importante papel las creencias y convicciones , muy en particular la flexibilidad para creer y estar convencidos de que las personas (incluido uno mismo) pueden cambiar, con lo que están preparadas para asumir una posición colaborativa de búsqueda de conciliación de intereses comunes, a partir del presupuesto, según Cheryl A. Picard de que “las personas tratan de mejorar una situación negativa si se les brinda una oportunidad justa para hacerlo”.
Lo anterior resulta sumamente importante pues muchas personas abocadas a un serio conflicto consideran que son quienes “tienen la razón” y por ello demandan que se entiendan sus posiciones “por ser las verdaderas” y convocan a que las cosas se “resuelvan” en la dirección que ellas decidan.
Estas posiciones son destructivas por cuanto ignoran que la otra también tiene razón, merece ser entendida y puede desear que las cosas se resuelvan en otra dirección. Si ambas partes son igual de rígidas, el conflicto se estanca y el desgaste, tanto físico como emocional de los implicados, puede alcanzar límites insospechados.
Por esta razón, es importante que el conflicto sea solucionado a tiempo pues, como enunciamos con anterioridad, sus efectos son acumulativos y la dilación en afrontarlos puede llevar a efectos de “bola de nieve” (snow ball), en tanto: lo que comienza por una simple diferencia puede concluir en un grave antagonismo.
Este sentido evolutivo del conflicto en el tiempo puede hacer que este permanezca oculto e inactivo durante largos periodos y sin embargo un determinado incidente, en apariencia insignificante, lo puede hacer detonar en toda su magnitud, haciéndose cada vez más difícil su solución.
Hay un hecho cierto, es inevitable la presencia de conflictos en la vida de cualquier persona, muchas veces es esta quien los crea. Pero no siempre sucede así, en ocasiones, se puede ver inmersa en serios conflictos sin haber hecho nada para ello, otras veces hasta evita implicarse.
Y es que aunque en la vida es imposible optar por no tener conflictos, sí podemos aprender habilidades sociales para maniobrar con ellos y, de esta manera, llevar a la mínima expresión sus aspectos desagradables, y sobre todo maximizar sus aristas positivas. No hay, por supuesto, recetas para resolver los conflictos y, como declarábamos con anterioridad, los primeros presupuestos estriban en el reconocimiento del conflicto y la voluntad de solución, pero si hay toda una serie de habilidades que se pueden aprender para su manejo.
Una habilidad esencial es conocer que el conflicto es parte de nuestras vidas y que no viene con etiquetas de “bueno” o “malo”, sino que lo que puede ser bueno en un contexto, para determinado tipo de problema y con determinado tipo de personas, puede ser muy malo en otros contextos, problemas y personas.
Por eso es tan importante la identificación y comprensión del conflicto, para saber de qué forma proceder: Hay diferentes formas o estilos de afrontar el conflicto y aunque por su propia idiosincrasia las personas pueden tener la tendencia a resolver de determinada forma la situación, lo cierto es que debe ser capaz, insistimos, de aplicar otros estilos de acuerdo a contexto, tipo de personas y tipo de problemas.
Podríamos seguir reflexionando al respecto y dar sugerencias, entre las cuales podemos enunciar:
  • Debatir los temas de forma clara, lo que evita ambigüedades y “adivinar” lo que el otro quiere decir.
  • Respetar cualquier posición opuesta a la nuestra, aceptar que también los otros tienen razón y partir del pensamiento de “tratar de entender antes de pretender ser entendido”.
  • Trabajar “con” el otro, no “contra” el otro, examinar todos los puntos de vista, esforzarse en que todos salgan ganando y queden en una posición digna y decorosa para evitar los polarizados antagonismos de “ganar o perder”.
  • Trabajar con el presente, sin traer a colación los resentimientos y reservas del pasado, cual si fuera factura o ajuste de cuentas.
  • Evitar ponerse “por encima” del otro y tratar de manipularlo, lo que provocaría que las personas se defiendan con fuerza y la posible solución del conflicto permanezca estática o, peor, se complique. Y muchas más.

Pero lo más importante es la posición constructiva, el tener la habilidad para, con trabajo fuerte, conducir cualquier situación conflictiva en una dirección productiva, donde todos los implicados, si no ganan, al menos no pierdan ni se conviertan en derrotados, lo que nunca es solución al conflicto. Para el ser humano es importante mantener su potencial para desarrollarse, dar respuesta airosa a las más exigentes demandas de su vida cotidiana y salir resiliente y fortalecido de ellas. Ello implica no dejarse derrotar, ni convivir plácidamente con los conflictos que laceran la calidad de vida. Por el contrario: trabajar duro para que sea la persona quien maneje sus conflictos, y no estos los que la manejen.

Por: Miguel Ángel Roca Perarahttp://www.sld.cu/saludvida/psicologia/temas.php?idv=6073

La estrategia de perder-perder

Implica que ninguna de las dos partes obtiene realmente lo que quiere. Estas piensan que la negociación se da “como yo lo establezco” o “no se produce”. El enfoque que utilizan las partes se basa en que evitar un conflicto es preferible a confrontar directamente el problema, con lo cual este se mantiene y con ello sus efectos y consecuencias negativas.

En muchas ocasiones las otras personas que están inmersas en el conflicto pueden asumir las estrategias menos adecuadas y competitivas pero lo esencial es no asumir nosotros estas estrategias sino optar por la fórmula: ganar-ganar. Los resultados valen la pena.

La estrategia ganar-perder

 Aborda el conflicto desde una perspectiva en que cada parte intentará resolverlo a su favor, sacar provecho de la situación y salir beneficiada, todo ello a expensas del perjuicio que ocasione a la otra parte. Es obvio que esta estrategia está basada en la más pura y total competencia. En el marco de esta estrategia pueden establecerse las premisas siguientes:

1. Las partes del conflicto o sus negociadores se hacen “los duros” con las otras personas y con los asuntos que negocian.

2. No existe confianza mutua.

3. Se basa en los principios de negociar desde “mi posición”.

4. La vía del acuerdo es a través de la presión.

5. Cada parte se propone, por separado, sólo ganar y que el otro salga vencido.

En este tipo de estrategia aquello que una parte gana es precisamente lo que la otra pierde. Es sabido que se alcanzan resultados utilizando esta estrategia. Sin embargo, es obvio que como consecuencia de su utilización las relaciones entre las partes dejan de existir.

La estrategia ganar-ganar

Como su nombre lo indica, se caracteriza porque ambas partes convienen una posición de total colaboración donde ambos obtienen algún beneficio de la situación, si bien, casi siempre, también tienen que hacer concesiones. Aunque aparentemente esta situación es muy difícil de conseguir, la realidad es que existen algunos factores que propician esta posibilidad:

- A los participantes en el conflicto les preocupa, ante todo, la amistad de la otra parte.

- Ambas partes coinciden en que lo único importante es alcanzar el acuerdo.

- Tienen gran confianza uno en el otro.

- Tienen la posibilidad de hacer buenas ofertas y eliminar las amenazas.

- Evitan confrontarse a nivel de respuestas basadas en el carácter; tienden a motivar conductas racionales.

La base de esta estrategia es diseñar una solución satisfactoria para cada una de las partes y que, además, se mantengan las relaciones interpersonales. Para que esto ocurra, es necesario que ambas partes elaboren alternativas de solución y desde ellas analicen la mejor para ambos.

La estrategia de ganar-ganar subraya los fines y metas y pone el acento en el conflicto en sí mismo, tratando de llegar a una solución final que no sea inaceptable para ninguna de las partes.

Conflicto

Aunque normalmente el término conflicto en sí mismo está rodeado de un halo negativo, lo cierto es que el resultado de un conflicto será constructivo o destructivo en dependencia del enfoque cooperativo o competitivo que le den las personas involucradas en el proceso de resolución. Así, podemos salir enriquecidos de una situación conflictiva o, al contrario, podemos terminar malhumorados y con un mal sabor en los labios.

De forma general, existen tres grandes formas de resolver los conflictos: la estrategia ganar-ganar, ganar-perder o perder-perder. Echemos un vistazo más profundo a las mismas.

martes, 6 de octubre de 2015

Un puente hacia terabithia



Podíamos hacer una enumeración de los conflictos de Jess: su familia tiene problemas económicos, debe usar unas zapatillas rosas de su hermana, no recibe de sus padres ninguna muestra de afecto, sus hermanas se ríen de él, May Belle no deja de molestarle, la profesora Myers piensa que es tan imbécil como sus hermanas, Scott y Gary no dejan de acosarle, se siente atraído por la profesora de música... Todo esto le provoca una reacción evidente: mutismo y aislamiento. Sin ser explícito, el espectador percibe el pesimismo y la amargura en el personaje que no sabe bien cómo afrontar todo ese cúmulo de dificultades. 
Leslie, por su parte, también es una niña aislada con problemas de relación, aunque con diferencias singulares: exterioriza con mayor facilidad pensamientos y emociones, se muestra siempre activa y sonriente, se preocupa de lo que les sucede a los demás y tiene ciertas habilidades a la hora de enfrentarse a una situación conflictiva (recordemos la secuencia en la que Janice le impide el paso al lavabo).
La relación entre estos dos personajes resulta positiva para ambos porque rompe su aislamiento y pone en común todo cuanto son. Jess ha encontrado a alguien que valore sus dibujos (“...dibujas superbien, mejor que los demás chicos de la clase...”), que le aconseja (“cierra los ojos, pero mantén la mente bien abierta”), que conoce sus gustos y le regala algo útil, que refuerza su autoestima y valor (“¡Somos los reyes de Terabithia y nada puede vencernos!”). Leslie, por su parte, ha encontrado un compañero y amigo que no se burla de su aspecto, que le secunda en sus aventuras imaginarias, que corre con ella, que le regala un perro... Los conflictos dejan de ser menos conflictos cuando se comparten.

Resolver los conflictos

Los problemas con los que vivimos, que no se resuelven, generan un malestar que puede desembocar en un deficiente estado físico o psíquico, incluso patológico, alejado del estado de salud deseado. La autoestima personal desajustada, la falta de aceptación de uno mismo, la intolerancia a la frustración..., nos pueden conducir hasta un tipo de patología que, ante la carencia de alternativas, buscase en las actitudes o comportamientos aislados o agresivos la única forma de reconocimiento ante uno mismo y ante los demás. Ante una situación determinada o posible conflicto se desencadena en nosotros un estado emocional asociado a un pensamiento automático, que desemboca en la actitud o conducta consecuente. Por ejemplo ante un examen que hemos preparado (situación), estamos nerviosos (estado emocional), pensamos que vamos a suspender (pensamiento automático) y eso supone desconcentración y abatimiento (conducta). Para aprender a afrontar esos momentos difíciles o conflictivos debemos practicar una serie de habilidades que nos permitan conocer el tipo de respuestas emocionales que solemos tener ante determinadas tensiones, sustituir los pensamientos automáticos negativos por otros más positivos y buscar una reacción que, lejos de bloquearnos, alivie la tensión experimentada y canalice una respuesta adecuada. Entre las habilidades que nos pueden permitir reforzar ese tipo de respuesta tenemos la autoconfianza o autoestima, el manejo de tensiones, la toma de decisiones, la tolerancia ante las frustraciones, la capacidad de distanciamiento, la comunicación asertiva... Ya hemos comentado en apartados anteriores los diferentes conflictos que tienen los protagonistas es esta película, pero también observamos sus habilidades y conductas consecuentes. Por ejemplo, Leslie no se enfrenta directamente a la agresiva Janice cuando le impide ir al baño, procura desviar su atención: “Bonitos pies...Me estaba refiriendo a una fantástica historia de Trolls que están bajo los puentes y que cobran a los sufridos viajeros” y aunque no consigue pasar, evita el enfrentamiento y rechaza la provocación. Tampoco Jess, pese a la insistencia de su hermana, caerá en la provocación de la enorme Janice que devora los pastelitos de May Belle. Sin embargo no se justifica la trampa vengativa que urden nuestros amigos para dejar a Janice en ridículo... y es que los conflictos no siempre son físicos. 
La muerte de Leslie es el conflicto principal del film y ya hemos comentado que existe una respuesta en Jess inicialmente descontrolada: negación, culpabilidad y respuesta física (carrera) y que encuentra el cauce adecuado por medio de la comunicación con su padre y su hermana, sintiéndose querido, despejando las sombras de culpabilidad y sintiendo vivo el recuerdo de su amiga.

Recuperado: http://www.aragon.es/estaticos/GobiernoAragon/Departamentos/SaludConsumo/Profesionales/13_SaludPublica/19_Promocion_Salud/GProfe%20%E2%80%A2%20TERABITHIA.pdf

martes, 29 de septiembre de 2015

Película: CRASH (Un enfoque a la resolución de conflictos)


Nos encontramos ante una película en la que no solo se entrecruzan los caminos de los personajes, sino los temas abordados derivados de las actitudes. Nada es lo que parece. Y dentro de los acontecimientos y reflexiones, el director nos presenta un variado menu para que el espectador escoja aquellos ingredientes que el resulten mas impactantes y emotivos: "Vivimos en una sociedad regida por el miedo, donde gente como nuestro presidente utiliza ese miedo para controlarnos, y los medios de comunicación de masas para manipularnos. Yo quería analizar esto y como ese miedo repercute en nosotros y distorsiona el modo en que percibimos el mundo que nos rodea". Ciertamente el racismo y las manifestaciones xenofobas aparecen constantemente en las relaciones de los personajes, sin embargo no presuponen la tesis exclusiva del guion. Se habla mas de la diferencia, del miedo y el desprecio a los que son diferentes cualquiera que sea su condición; de la soledad que nos aísla en estas ciudades superpobladas; de las dificultades de comunicación entre aquellos que viven juntos; de la presión social que condiciona nuestros comportamientos; de la necesidad de afecto; de una sociedad malherida que reclama ese contacto necesario para sentirse viva; de la inseguridad que experimentamos cada día al salir a la calle; de los deseos de redención a través de segundas oportunidades; de la responsabilidad en la toma de decisiones; de los prejuicios que hacen que seamos desconfiados e individualistas; del aislamiento familiar; de los lenguajes que identifican los valores, de la ira contenida dentro del sistema social; de lo políticamente correcto; de la violencia como respuesta equivocada; de la superficialidad como pauta habitual en el contacto personal; de las frustraciones que cada uno debe asumir...
Paul Haggis se distancia del clásico esquema de buenos y malos estructurando ese relato a modo de pirueta melancólica, en la que las decisiones de los individuos originan unas consecuencias no deseadas que afectan a otros, siguiendo un caótico orden casual. Las distintas historias se entrecruzan en un intento de maraña sensorial, en una colisión permanente entre personas... y entre coches. En suma, en una constante fricción (que nos recuerda aquello que decía Juan Manuel de Prada: "Esas vidas que efimeramente rozan la nuestra, como lineas tangentes, constituyen un filón incesante para quienes desean desarrollar el musculo de la imaginación"). Sea fugazmente o aquí, en la resolución de ese tipo de conflictos sera donde situemos nuestra reflexión y trabajo didáctico, contando con la dificultad de ver una película que aparentemente nos relata la vida de un microcosmos singularizado en una ciudad norteamericana y también, con los saltos temporales narrativos que pueden distanciar al espectador de atención débil. Ambos condicionantes nos parecen subsanables, incluso pueden ser virtudes como elementos didácticos, puesto que la reflexión de la cinta supera los limites de la ciudad de Los Ángeles y nos habla de una sociedad multicultural que, en menor o mayor grado, ya la tenemos en nuestras calles. La alternancia de personajes en la pantalla, las acciones cruzadas, pueden provocar una sensación de mayor dinamismo y las secuencias mas breves, estimulan la complicidad para completar el puzzle narrativo.

Recuperado: http://www.aragon.es/estaticos/ImportFiles/09/docs/Ciudadano/CONTS/CONT.01_MaterialesCursosAnteriores/ResolucionConflictos/crash%20profesor.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=hdqERmWbFes

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Pídele ayuda a una tercera parte

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12
Si sientes que no llegas a ningún lado y que solo empeoras las cosas, considera la posibilidad de pedir ayuda para manejar este conflicto, ya sea que decidas consultar con un representante, buscar consejería o pedirle ayuda a un amigo en común que sea cercano.
  • Por lo general, una tercera parte puede tener una mejor perspectiva acerca de una situación donde las dos personas se sienten tan emocionalmente involucradas que no pueden pensar con claridad.
  • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

Perdona

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11
Si tú y la otra parte se han agraviado entre sí, ambos deben hallar un lugar que les permita perdonarse verdaderamente, incluso si es imposible olvidar realmente lo sucedido. Esta es la manera madura de proceder y será el camino más fácil hacia la resolución y cooperación en el futuro.
  • Si en verdad no puedes perdonar a la otra persona, entonces debes encontrar una forma de manejar tu relación con ella en caso de que aún debas verla o pasar tiempo a su lado.
  • Para perdonar a alguien, se necesita un carácter fuerte y compasión. Si puedes perdonar a alguien que te hizo daño, entonces siéntete orgulloso de ti mismo por ser capaz de perdonar y seguir adelante dejando atrás tu conflicto
  • Si los rumores ya están circulando, alienta a la otra parte a que se reúna contigo para elaborar un plan que le ponga fin a los chismes.
  • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

Mantén la confidencialidad

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10
Mantén la discusión del conflicto dentro de un límite tanto para ti como para la otra parte. En general, siempre debes lidiar directamente con la persona con quien tienes el conflicto. Evitar este encuentro o ventilar los problemas a los demás generalmente intensifica el conflicto y puede dar lugar a la propagación de rumores.
Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

Tómate un tiempo

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Si llegan a un punto muerto, pídele tiempo a la otra parte para reflexionar sobre su argumento. No obstante, no la dejes con la palabra en la boca. Especifica un día y una hora para retomar la discusión. También puedes pedirle a la otra parte que dedique un tiempo a reflexionar sobre tu posición.

  • Si se trata de un conflicto comercial, profesional o laboral, considera la posibilidad de enviar un resumen objetivo y no amenazante de la última discusión a la otra parte. Esto no solo reitera tu entendimiento del asunto, sino que también sirve como recordatorio de tu propio punto de vista y puede demostrar un enfoque profesional en caso de que el problema se tome fuera de contexto en algún punto. También sirve como un modo de rendición de cuentas para ambas partes.

    • Durante esta pausa, ponte en los zapatos de la otra persona, y prueba su posición y la razón por la que le concierne. Si fueras la otra persona, ¿cómo negociarías con alguien como tú?
    • Asimismo, asegúrate de volver a analizar tu propio punto de vista. ¿Hay áreas de menor importancia donde podrías ceder un poco mientras mantienes los aspectos que más te importan?
    • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    Considera el momento adecuado para ceder

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    8 Algunos problemas no pueden resolverse de acuerdo con la satisfacción total de ambas partes, en especial si una de ellas elige rechazar las negociaciones y mantenerse firme en lo que quiere. Por lo tanto, debes preguntarte qué tanto te importa el problema central del conflicto y si estás dispuesto a ceder o mantener el dialogo para llegar a una resolución diferente.
    • ¿El problema es de importancia real y material? Esto es lo que debes preguntarte y puede ser difícil para tu ego. Si la otra parte se rehúsa a ceder y te das cuenta de que es un problema más importante para ella que para ti, entonces puede ser momento de ceder y ponerle fin al conflicto.
    • No es necesario que la concesión sea un acto dramático. Un simple “Luis, escuché lo que dijiste el otro día cuando hablábamos acerca de la diferencia en los horarios. Si bien aún creo que podría modificarse, creo que tendría mayores repercusiones en ti que en mí y estoy dispuesto a finalizar este desacuerdo. Estoy dispuesto a respaldar tu opinión de mantener el horario que hemos establecido”. Siempre puedes dejar en claro tu opinión mientras apoyas la suya.
    • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    Acepta la posibilidad de tener desacuerdos

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    Manage Conflict Step 7 Version 3.jpg Cada persona tiene un punto de vista único y en raras ocasiones se ponen de acuerdo en todos los detalles. Es importante no tratar de averiguar cuál de ustedes está en lo “correcto”, pues eso no es relevante y no ayudará a resolver el conflicto.
    • Ten en cuenta que la verdad es relativa; lo que una persona considera como cierto no necesariamente lo es también para otra. Por ejemplo, considera los diferentes testimonios de varios testigos que presenciaron el mismo accidente de tránsito pero que pudieron haberlo hecho desde múltiples ángulos. La verdad depende del punto de vista de una persona.
    • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    Trabajen juntos para resolver el conflicto

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    La cooperación como medio para resolver los conflictos demanda que cada persona deje de echarle la culpa a la otra y que ambas se hagan responsables del problema. Comprométanse a trabajar en conjunto para resolver eficazmente el conflicto en cuestión. Hay una serie de estrategias que pueden ayudarte a ti y a la otra persona con la que tienes el conflicto a llegar a un acuerdo o resolución:
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    • Haz a un lado las posiciones. Una “posición” es el resultado deseado de un conflicto que generalmente no es negociable y da lugar a un punto muerto. Una posición podría ser “Quiero otro compañero de habitación” o “Me rehúso a seguir trabajando con esta persona”. Para resolver el conflicto de manera razonable, cada parte debe hacer a un lado sus posiciones.
    • Enfócate en el presente y en el futuro. Los conflictos tienden a enfocarse en los errores y comportamientos del pasado. Sin embargo, una de las formas más importantes en que ambas partes pueden hacerse cargo del problema es reconocer que, sin importar lo que haya sucedido en el pasado, ambos necesitan enfocarse en la forma en que pueden mitigar y corregir este problema en el presente y futuro.
    • Sé creativo. Como regla general, no es sencillo llegar a una resolución que satisfaga a todos y a menudo es necesario ser un poco flexible y pensar con sensatez. Con frecuencia, los acuerdos alcanzados con demasiada prontitud o rapidez en el proceso de manejo del conflicto no duran debido a que no consideran lo suficiente todas las ramificaciones del acuerdo (p.ej. si tú y tu compañero de habitación acaban de decidir comenzar a comprar sus propias provisiones por separado, ¿quién pagará los artículos compartidos como el papel higiénico?). Genera una serie de opciones para pensar “fuera de la caja”.
    • Sé específico en la resolución del conflicto. Al solucionar un conflicto con otra persona, asegúrate de ser preciso y específico. Por ejemplo, tal vez tengas un conflicto con tu compañero de habitación y ambos hayan elaborado un “acuerdo de compañeros de habitación” por escrito. Antes de ponerle fin, asegúrate de que ambos entiendan completamente cada estipulación (por ejemplo, si el acuerdo señala que debes limpiar el baño de forma bisemanal, ¿significa dos veces por semana o cada dos semanas?). Considera firmar el acuerdo una vez que ambos hayan aclarado todas las preguntas y ambigüedades que podrían interpretarse de forma diferente.
    • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    Reflexiona

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    A menudo, los conflictos surgen porque una parte siente que no la escuchan o entienden. Esto significa que algunos conflictos pueden manejarse con solo demostrar que has escuchado lo que dijo la otra persona. Tómate un tiempo durante la conversación para retransmitir lo que haya dicho la otra persona. Esto te ayudará a aclarar tu propia comprensión y a transmitirle el hecho de que la has escuchado y entendido.
    • Por ejemplo, si tienes un conflicto con un compañero de trabajo en tu empresa y acabas de dejarlo hablar, resume y retransmite sus preocupaciones, como por ejemplo: “Si te escuché bien, piensas que se te ignoró para el nuevo proyecto y te gustaría ser parte del comité de planificación”. Luego espera a que la otra persona te confirme o te corrija lo dicho.
    Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    martes, 22 de septiembre de 2015

    Sé un oyente activo

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    La escucha activa es una de las herramientas más poderosas que puedes dominar. Es apropiado para la vida cotidiana y promueve la comunicación positiva, abierta y no amenazante con los demás. El único objetivo de la escucha activa es garantizar tu comprensión. Estos son algunos consejos acerca de cómo ser un buen oyente activo:
    • Enfócate en la otra persona. Deja a un lado cualquier distracción mental y establece una intención de darle importancia a lo que la otra persona te diga. Mediante la escucha, podrás obtener información importante que te permita solucionar el conflicto.
    • Mantente constante (pero sin hacer un contacto visual agresivo).
    • Evita utilizar un lenguaje corporal que sugiera juicio o ira, como girar los ojos, cruzar fuertemente los brazos o las piernas, o incluso sonreír con un aire de superioridad. Tu objetivo es recopilar información, no establecer juicios, y debes hacer que la otra persona sienta que puede confiar en ti.
    • Dale a la otra persona el espacio y el tiempo adecuado para que hable. Evita interrumpirla para exponer tu caso y ahórrate los comentarios o las preguntas de seguimiento para después de que haya terminado de expresar su opinión.
    • Alienta a la persona con comentarios o gestos de afirmación simples. Por ejemplo, asiente un poco con la cabeza o di “Puedo entender lo molesto que eso sería”. Un simple “mmm” también puede indicarle a la persona que la escuchas. Estos comentarios y gestos pueden demostrar comprensión y fomentar la continuación del diálogo.
    • Demuestra empatía. Demuestra comprensión por la posición de la otra persona, ya que esto también puede transmitir atención así como una comprensión general de que ambos son seres humanos, no robots automatizados.
    • Presta atención a las señales no verbales. Aprende a entender el lenguaje corporal y a interpretar las señales físicas de las demás personas, incluyendo su forma de sentarse, su tono de voz y sus expresiones faciales. Las cosas que las personas hacen con sus cuerpos pueden ser tan reveladoras, si no más, que las palabras.
    • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictosManage Conflict Step 4 Version 3.jpg

    Expresa tus preocupaciones

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    Deja que la otra persona sepa cómo te sientes, cuál es el problema específico y qué impacto tiene en ti. Esto ayudará a mantener la conversación centrada en tus necesidades y emociones en lugar de en un ataque dirigido hacia la otra persona y su comportamiento.
  • Sé específico. Brinda dos o tres escenarios concretos que ilustren lo que quieres decir con la finalidad de ayudar a la persona a entender tu perspectiva. Por ejemplo, si sientes que un amigo te ignora, dale un ejemplo específico de este hecho, como al decir “Me dolió mucho cuando te fuiste temprano de mi fiesta de cumpleaños para salir con tus otros amigos en lugar de pasar más tiempo conmigo”.Manage Conflict Step 3 Version 3.jpg

    • Te será útil emplear frases en primera persona, tales como “Siento que…”, “Creo que…”, “Cuando tú (descripción objetiva del problema), siento que…”, “Me gustaría que (lo que quieres que haga la persona en el futuro para evitar el problema)…”. Por ejemplo, la frase “Siento que no pasamos suficiente tiempo juntos” es más efectiva que “Tú siempre me descuidas”.
    • Utiliza un lenguaje neutral. A menudo, cuando las personas se involucran en un conflicto con los demás, emplean un lenguaje provocador, recurriendo a obscenidades, insultos y humillaciones. Dicho lenguaje solo exacerba el conflicto y generalmente aleja la conversación de los temas principales. Procura utilizar un lenguaje neutral o más objetivo que indique tu disposición a ayudar a que la conversación se vuelva menos emocional. 
    • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    Identifica los actores principales.

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    También es importante asegurarte de saber quiénes son las principales personas involucradas en el conflicto. Pregúntate con quién estás enfadado o frustrado y si diriges tus emociones hacia esa persona o hacia otra parte. Saber a quién abordar es tan importante, si no más, que saber qué abordar para así poder manejar el conflicto de una manera eficaz.
    • Separa a la persona del problema. Visualiza el problema como un comportamiento específico o un conjunto de circunstancias en lugar de atribuírselo al carácter esencial o a la personalidad de esa persona. Este método hará que el problema sea más manejable y puede salvar tu relación con ella, en lugar de solo decidir que ya no te agrada más.
    • Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    Identifica el problema

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  • Haz una lista de los problemas a medida que los conozcas a través de tu periodo de reflexión y anota aquellos que se superpongan y se conecten. Si no puedes descubrir de inmediato el tema principal, la superposición deberá ayudarte a identificarlo con bastante rapidezManage Conflict Step 1 Version 3.jpg

  • Analiza el conflicto para poder aclarar el problema o los problemas importantes. Algunos conflictos pueden parecer muy complicados y verse como una red de diferentes problemas con muchos contratiempos y vicisitudes. Sin embargo, si reflexionas detenidamente sobre la situación, probablemente descubrirás uno o dos temas principales en el centro del conflicto que pueden ayudarte a enfocar tu posición y expresar mejor tus preocupaciones.


    • Entre algunas de las preguntas útiles sobre las que podrías reflexionar están las siguientes: ¿Qué acontecimiento o momento desencadenó el conflicto? ¿Qué es lo que quieres pero no obtienes? ¿Qué tienes miedo de perder? ¿Tu frustración o ira es precisa y adecuada para la situación o es exagerada? Recuperado: http://es.wikihow.com/manejar-los-conflictos

    lunes, 14 de septiembre de 2015

    Manejo de Conflicto


    Diez consejos para resolver un conflicto

    • Mantente fresco cuando otros estén furiosos y pierdan la cabeza. Tú tienes el control sobre tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no demostrar tu molestia, sino de hacerlo mesuradamente, sin después arrepentirte de una acción cometida en un momento de descontrol.
       
    • Recuerda que cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los de terceros, los cuales probablemente están más cerca de la objetividad.
      Siendo más versátil y viendo las cosas desde la perspectiva de los demás, enriquecerás tu propio punto de vista.
       
    • Espera a calmarte antes de hablar. Ten en cuenta que la relación es más importante.
       
    • Trata a toda persona con la cual tengas contacto como si fuera un pariente rico, de quien esperas ser incluido en su testamento. Nunca te arrepientas de tratar muy bien a la gente. Es lo mejor en todos los sentidos.
       
    • Busca el lado positivo y agradable, aún de las situaciones más complicadas y dolorosas. Es una disciplina que te ayudará a pasar más fácilmente los momentos difíciles, y a convertir los problemas en oportunidades.
       
    • Establece el hábito de hacer preguntas y sobre todo, de escuchar las respuestas. Pregunta antes de reaccionar. Algunas veces disparamos y después preguntamos. También preguntamos, pero escuchamos para contestar, y no para tratar de entender.
       
    • No hagas o digas nada que pueda herir o hacerle daño a otra persona. Aférrate al proverbio que dice que todo lo que uno haga, se devolverá. La gente no recuerda tanto lo que tú dices o haces, sino la intención con la que lo haces.
       
    • Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.
       
    • Ten presente que si toleras a los demás, ellos también serán pacientes contigo en los aspectos no muy gratos de tu personalidad.
       
    • El verdadero líder sabe reconocer sus errores y aceptar responsabilidad. No olvides que un conflicto bien manejado fortalece la relación, y te ayuda a aprender de las diferencias.

      Por: Napoleón Hill
      Tomado de su libro "La magia de pensar en grande".
      Recuperado: www.leonismoargentino.com.ar/INST299.htm